La Semiótica Peirceana

La teoría semiótica
Los escritos de Ch. Peirce fueron rescatados relativamente tarde, tan sólo comenzaron a publicarse en 1931, más de 15 años después de su muerte. Uno de los motivos de este retraso, se debe sin duda a la dificultad de comprender su lenguaje y su filosofía. No es, pues, un autor de fácil lectura, por eso los estudiantes no suelen leerlo. En consecuencia, presentar el pensamiento de Peirce en forma fácil, es difícil. Su intrincado modo de escribir y, más aún, su personalísima terminología, complican la comprensión de sus ideas para el común de los estudiantes.
La semiótica en el contexto de su filosofía
La semiótica de Peirce hay que ubicarla en el conjunto de su teoría de la realidad, digamos de su sistema metafísico y de los principales puntos referenciales que sostienen todo su pensamiento, tanto filosófico, como el cosmológico. Peirce buscaba aquella universalidad de pensamiento que le permitiera comprender la totalidad del mundo, y para ello vio la necesidad de elaborar un sistema con categorías lo más ampliamente abarcativas de las realidades conocidas y cognoscibles. Su perspectiva semiótica tiene, pues, a ser una filosofía del conocimiento. «La teoría peirciana… se presenta como una semiótica cognoscitiva, como una disciplina filosófica que pretende la explicación e interpretación del conocimiento humano».
Tracemos, entonces, a grandes rasgos el mapa de los elementos básicos o columnas sobre las cuales construye Peirce toda su armazón filosófica.
La realidad como tríada

Según Peirce, toda la realidad puede ser comprendida a partir de tres categorías que permiten unificar aquello que es complejo y múltiple, a saber:
a) El primer correlato
(o primeridad = «Fiertness»), es todo cuanto tiene posibilidad de ser real o imaginario. Esta pura posibilidad, aunque indeterminada todavía, es la que permite después la concreción de todos los seres. La primeridad es lo abstracto, como sucede con las cualidades, por ejemplo, con la cualidad de un color (lo rojo o lo violeta antes de estar presente en un objeto concreto). El universo de la primeridad es, pues, general y sin especificación, constituye el telón de fondo indefinido sobre el cual podrá tomar perfil todo el resto.
b) El segundo correlato
(o secundidad = Secondness) son los fenómenos existentes, es lo posible realizado y por tanto es aquello que ocurre y se ha concretizado en relación con la primeridad: «modo de ser de lo que es en relación a un segundo…».
c) Una categoría relacional
(Peirce dice «struggle») de un fenómeno de primeridad con otro, incluyendo experiencias analógicas. La actividad semiótica es algo real y en consecuencia es un fenómeno de secundidad. Lo Segundo, pues es siempre el fin, el elemento ocurrido, lo causado.
d) El tercer correlato
(o terceridad = Thirdness) está formado por las leyes que rigen el funcionamiento de los fenómenos, es una categoría general que da validez lógica y ordena lo real. Dice Peirce que la terceridad es el «modo de ser de lo que es tal como es al poner en relación recíproca un segundo y un tercero». Se trata, entonces, de la «inter-relación» establecida con el tercer término, o sea, la interconexión de dos fenómenos en dirección a una síntesis, a alguna ley que la rige, o a lo que puede ocurrir si se establecen ciertas condiciones. Así, por ejemplo, no podría existir ninguna semiosis sin un conjunto de principios y de leyes que la generan y ordenan. La terceridad realiza, por tanto, el enlace lógico entre primeridad y secundidad, o sea, establece las condiciones hipotéticas para que algo ocurra.
Conclusion:
Peirce establece una interrelación de la posibilidad de conocer la realidad como tal y cómo esta, mediante la aplicación de cada una de las categorías genera la interpretación de un signo el cual es el primer dictamen para instaurar una posibilidad de conocimiento.
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