La semiosis ilimitada de Umberto Eco
Eco considera a los signos como una fuerza social, y no como meros instrumentos que reflejan fuerzas sociales. Tal concepción remite a la idea desarrollada por Peirce: el signo que el hombre utiliza es el hombre mismo.
Para comprender cabalmente estas afirmaciones es importante integrar conceptos que iluminen el análisis. Tal es el caso del proceso de semiosis ilimitada. Cada signo implica la asociación de una forma significante (plano de la expresión) con un significado (plano del contenido), a partir de una decisión convencional, esto es, basándose en un código. A su vez, el interpretante da lugar a que el significado sea predicado por un significante; es decir, que se dé la adecuada traducción de un signo gracias a la relación con otro signo o conjunto de signos. Es necesario realizar esta «traducción» en circunstancias adecuadas, esto es, dentro de las limitaciones y formas interpretativas que da el contexto. Aquí es donde se manifiestan las palabras de Peirce cuando asignaba a la teoría de los interpretantes la función de …«hacer de la vida de los signos el tejido del conocimiento como progreso infinito».
El interpretante debe ser entendido como un desarrollo del signo inicial, como un incremento cognoscitivo estimulado por dicho signo. Cada interpretante es una unidad cultural, incluida en un sistema a partir del cual se aborda el universo perceptible y pensable para elaborar la forma del contenido, en una cultura específica. La unidad cultural es observable y manipulable; puede ser abordada empíricamente, siempre bajo la forma de uno de sus interpretantes:
Entender al signo como momento (siempre en crisis) de la semiosis implica considerarlo como el instrumento a través del cual el sujeto mismo se construye y se desconstruye continuamente. En el proceso de semiosis ilimitada no se puede interpretar una expresión sin traducirla a otros signos —sean o no del mismo sistema semiótico—; de tal forma que el interpretante no solamente defina al interpretado de alguna manera, sino que a su vez deje conocer algo más acerca del interpretado.
Eco, en su obra, ha valorado la clasificación de los signos presentada por Peirce como global e integradora de los puntos de vista trabajados por distintos autores; sin embargo, la considera incompleta.
Para comprender cabalmente estas afirmaciones es importante integrar conceptos que iluminen el análisis. Tal es el caso del proceso de semiosis ilimitada. Cada signo implica la asociación de una forma significante (plano de la expresión) con un significado (plano del contenido), a partir de una decisión convencional, esto es, basándose en un código. A su vez, el interpretante da lugar a que el significado sea predicado por un significante; es decir, que se dé la adecuada traducción de un signo gracias a la relación con otro signo o conjunto de signos. Es necesario realizar esta «traducción» en circunstancias adecuadas, esto es, dentro de las limitaciones y formas interpretativas que da el contexto. Aquí es donde se manifiestan las palabras de Peirce cuando asignaba a la teoría de los interpretantes la función de …«hacer de la vida de los signos el tejido del conocimiento como progreso infinito».
El interpretante debe ser entendido como un desarrollo del signo inicial, como un incremento cognoscitivo estimulado por dicho signo. Cada interpretante es una unidad cultural, incluida en un sistema a partir del cual se aborda el universo perceptible y pensable para elaborar la forma del contenido, en una cultura específica. La unidad cultural es observable y manipulable; puede ser abordada empíricamente, siempre bajo la forma de uno de sus interpretantes:
(…) toda la cultura se considera como un sistema de sistema de signos, en el que el significado de un significante a su vez se convierte en significante de otro significado o incluso en significante del propio significado —independientemente del hecho de que sean palabras, objetos, cosas, ideas, valores, sentimientos, gestos o comportamientos—.Las consideraciones del párrafo anterior conducen al concepto de semiosis ilimitada. La semiosis ilimitada —concepto trabajado también por Peirce—, constituye un proceso en el que se produce la explicación de un signo en su propio significado; se lo remite a un interpretante que, a su vez, se refiere a otro interpretante y así sucesivamente hasta el infinito, descodificando el signo inicial de acuerdo a los fines de la comunicación desarrollada.
Entender al signo como momento (siempre en crisis) de la semiosis implica considerarlo como el instrumento a través del cual el sujeto mismo se construye y se desconstruye continuamente. En el proceso de semiosis ilimitada no se puede interpretar una expresión sin traducirla a otros signos —sean o no del mismo sistema semiótico—; de tal forma que el interpretante no solamente defina al interpretado de alguna manera, sino que a su vez deje conocer algo más acerca del interpretado.
Esta traducción de un signo (expresión) en otra expresión es precisamente el proceso de interpretación.Los signos, de acuerdo al caso y a las circunstancias en que se los utilice, asumirán características diferentes. Es por ello que se hace muy difícil establecer una clasificación de los signos. Eco, entonces, indica que un carácter fundamental común de los signos es que son el objeto de una teoría unificada del signo que supere las diferentes clasificaciones.
Eco, en su obra, ha valorado la clasificación de los signos presentada por Peirce como global e integradora de los puntos de vista trabajados por distintos autores; sin embargo, la considera incompleta.
Conclusión:
A pesar de que Peirce se remite a ello con anterioridad, Eco utiliza dicha clasificación que emplea Peirce para generar la semiosis ilimitada y connota una inacabada teoría que, a pesar de estar inconclusa, da paso a la generación ilimitada de interpretaciones cuando el individuo se refiere a un signo en específico.
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